miércoles, 24 de abril de 2013

Y vuelvo a las andadas

No hay nada que me atraiga. Sólo, en mi, sentimientos negativos, nefastos. Me consumen. Salvo por las noches, las de otoño, con el aire que deja entrar la ventanilla en la cara. La particularidad de cada barrio, de noche se huele mejor. Cuando todos duermen, y algunos salen, yo vuelvo. Mi hogar, el calor de mi horrible hogar, que siempre me contiene, salvo cuando no. 
Odio, me desprecio. La historia de siempre. También amo, pero en esos casos soy otra. No sé cuál soy yo, o si ninguna de las dos siquiera me aparenta. Pero alguien en mi odia y, ocasionalmente, ama. En estas últimas circunstancias todo es más complejo, todo es más destructivo. Hay en mi alguien que batalla contra mi odio, su error es emplear los métodos de siempre, a los que está acostumbrado, con los que se lo trató a él en forma continua: el desprecio. 

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