sábado, 29 de diciembre de 2012

376. Dormir mucho. - ¿Qué debemos hacer para reanimarnos cuando estamos cansados y hartos de nosotros mismos? Unos recomiendan que se recurra a los juegoz de azar, otros al Cristrianismo, otros a la electricidad. Pero lo mejor, querido melancólico, es dormir mucho, en el sentido propio y en el sentido figurado de la frase. Así podremos recuperar nuestra mañana. En la sabiduría de la vida constituye un gran acierto saber intercalar a tiempo el sueño en todas sus formas. 
532. El amor nos hace iguales. - El amor tiende a impedir que el amante se sienta extraño a la persona que ama; por lo tanto, recurre a engaños y asimilaciones, miente sin cesar y aparenta una igualdad que no existe en la realidad. Esto se hace tan instintivamente, que muchas mujeres enamoradas niegan que se dé este fingimiento y este engaño dulce y constante, y se atreven a asegurar que el amor nos hace iguales (o sea, que realiza el mayor de los milagros).
Este fenómeno es muy simple cuando una persona permite que la amen, sin disimulos, dejando esta tarea a cargo del otro amante; pero no hay comedia más  complicada ni más intrincada que ésta, cuando ambos están llenos de pasión mutua.
Entonces, cada uno de ellos renuncia a sí mismo y se coloca en el nivel del otro, tratando de actuar siempre como él; en ese sentido ninguno sabe ya lo que debe fingir, lo que debe imitar, cómo debe presentarse. La locura que constituye semejante espectáculo es demasiado hermosa para este mundo y demasiado sutil para los ojos humanos.

martes, 25 de diciembre de 2012

El aburrimiento titulado





Perdido en la exageración misma ¿Qué hacer con los fines? En definitiva, pareciera no haber importado mucho en ningún momento, pero ahora.. ahora... 
Antes. Un azar aborta el limón que no fue. Corta el aire que tiene a su paso y divide el universo en dos. El tiempo parece detenerse y gravitar la materia en torno al espectáculo suicida. Antes, en el jardín, se podían observar flores de todo aroma y sabor. Antes, en el jardín trasero a modo de recoveco mental, se podía encontrar una calma infinita fingiendo imposibles. El tiempo de las pesadillas era uno con las dificultades motoras. La presión, la angustia y los miedos se afrontaban mediante una pizca de imaginación. Laberintos de insectos y hojas secas que hacían arrumacos con ventarrones desconocidos. Hubo una época en la que las ratas nos comían vivos.. Y ahora... ¿Ahora?
Ahora el método cambio, pero la exageración sigue en pie. La base consiste en desconocerse al punto de entenderse cual animal y revolcarse sin culpas por quién sabe dónde. Así, noches de tormenta bajo un sillón maltrecho no tienen mucho sentido. Por el contrario, si se mira al centro, puede lloviznar en donde se piense. 


El problema radica en no poder matizar el límite entre lo bukowskiano y lo burdo por lo burdo mismo. Autoflagelación mediante, agarro a Pizarnik y no la entiendo. Tristemente no me frustro tanto como debería. Pero me enojo, y eso está claro. No sé ustedes, pacientísimos y malaventurados lectores, pero cuando me enojo pienso con menos claridad que de costumbre (si, menos aún). Entonces, pasa lo siguiente: ¿Otra vez pitu? 

La cosa se esboza tergiversadamente: una mancha de sangre en la zapatilla de lona negra, dos diarios innecesarios dando vueltas durante semana y media, cuatro a medio entender y ganas de ir por más. Verduras pudriéndose en los cimientos de la disfuncionalidad misma, cinco minutos de retraso para irse a dormir. Viscosidad onírica y frigidez emocional en su máxima potencia. Egoísmo justificado y digno de ser. De fondo: el sonido de los ventiladores que no pueden ni con su propia existencia. Repiquetea un caño enlonado en la ventana que debería iluminar nuestro día. Uñas que se clavan en la piel y desgarran a paso lento todo lo que encuentran en su marcha. Uñas podridas. Uñas negras que corroen la carne avejentada y cansada de sí. Tiempo destemplado y con dilemas existenciales. ¿Qué es la estepa? ¿Por ahí caminaban descalzos? La carne supura y se define en explosiones de sincericidio. Ya no hay piel, podemos mentir tranquilos. No tenemos el disfraz de siempre y no nos queda más alejarnos del aire, del mundo, de nosotros.   El sudor acaramela lo poco que queda para hacernos más apetecibles. El sol no sale, la lluvia no quiere arremeter. Queda la luna turbia, la idea de la luna turbia, y todos esos idiotas enamorados que le andan cantando a la noséqué ni quémeimporta. 

Sigo siendo la de siempre, joder que no cambié.

¿Cómo puedo tolerar no tolerarme y no hacer nada al respecto? Al fin de cuentas, no soy tan poco paciente.. Las uñas se desenfocan y destrozan entre sí, no queda más que comer, no queda más que destruir, ¿de qué nos alimentaremos hasta llegar a fin de mes? De aire, de sol, de amor y todas esas mierdas que parecen reales y se pueden 'ver y tocar', pero nunca las podes agarrar y, sin embargo..
sin embargo.. una vez que las tocás te calcinan por dentro y fuera. Te sacuden hasta no poder más y aún así no lo llaman tortura.
¿De qué me hablan cuando dicen 'amor' o 'felicidad'? Siento que es un chiste del que no estoy al tanto. Una moda pasajera que llegó para quedarse. ¿Por qué no pensamos, mejor, en otra cosa? Como si se pudiese amar uno mismo a consciencia..
Y, ya que estamos en una suerte de tragedia gramatical, donde las pobres palabras sufren por la forma en la que enredo y desconceptualizo las ideas, donde los ojos del lector sangran de desentendimiento y desasimiento, y donde voy perdiendo, cada vez con mayor eficacia, el hilo de mis segundos, podría afirmar, descaradamente, que la fidelidad es una puta misógina y, como tal, no puedo entenderme del todo con ella más que en un sin fin de afirmaciones de cabeza que, por dentro, no son más que una necesidad de silencio y soledad. 

Creo que hablé por demás, me deshonré por demás, como si eso significara algo..  Es parte de la exageración, supongo. Y las entrañas revueltas y mezcladas con los cadáveres de animales  en descomposición que incitan a la calma. La represalia no ha terminado, pero parece haber pasado ya lo peor. Confío en que nadie me lea, pero, en tal caso, ¿para qué escribo? Creo que un poco por costumbre y otro poco esperando que no cualquiera lo haga. 

Mis celos, además de ser hipócritas, son reales. Al tener la mente chata, todo lo que pienso tiene su base real, no puedo imaginar ni inventar nada tan terrible del comportamiento humano (?)

Definamos mentir y estaremos a salvo de nosotros mismos. Mintamos mientras lo definimos, y, quizá, me enamore un poco más de vos en la medida enfermiza en que lo hago. Lo siento si no es lo que esperabas del otro ser humano, pero es como sé hacerlo, como puedo y lo mejor que me sale. Creo que ya me estoy yendo al carajo. ¿Por qué cambiar el subjetivema? Mi idiotez idealizada no posee límites cognoscibles. 

Lo digo ahora  para sentar precedente: No fue mi intención lastimarte o hacerte sentir mal. Pero eso no vale nada...  Te quiero por las imposibilidades, y porque sos vos el imposible. Te quiero porque sos vos.

Olvidemos la carne infectada por unos días, necesito recuperarme del choque. 




martes, 4 de diciembre de 2012

Cuando nos separaron, a los quince años, me prometí que no volvería a perder a nadie nunca mas, nunca. Que nunca me iba a atar, que nunca me iba a quedar en ningún sitio y no iba a tener nada mio. Decidí.... Y esto es lo que he estado esperando todo el tiempo, renunciando a todas las posibles vidas por una sola contigo. Pero ya no estoy acostumbrada ¿Sabés? Osea.. El amor... Tengo miedo de volver a perderte.. Miedo de volver a estar contigo, eso me aterroriza. Tenemos que darnos tiempo.