sábado, 7 de abril de 2012

Siempre en el centro, desde un rincón.

Habitación obscura, una silla de madera en el medio. La luz inquisitoria sólo la ilumina a ella. Observo todo desde un rincón. Nadie me ve donde estoy, agazapada, en silencio, escuchando la sentencia. En realidad yo estoy en la silla, recibiendo prófugamente la luz, no la soporto. La habitación está llena de gente pero no logro divisarlos. No se callan, escucho gritos, voces recriminatorias, todas me apuntan a mi. ¿Por qué no puedo ver quiénes son? ¿Qué es lo que hice tan mal?
Estoy en la silla, casi en posición fetal. No me veo, sé que estoy ahí. Desde el rincón sólo se ve la silla vacía en la que se supone que estoy yo. De hecho lo estoy, pero no me veo en ella. 
No puedo hacer nada, no puedo escapar. Todos me miran a mi, todos me cuestionan y rebajan. Todos me hacen saber lo mierda que soy, o lo que creen saber. 
Yo no entiendo nada, no puedo comprender el por qué. No me desespero, no quiero salir de ahí porque no tengo las fuerzas para hacerlo... Sólo quiero que el tiempo se detenga para poder escapar, para poder verles las caras a quienes me someten. Sólo quiero que la luz se apague ya.
Ya en mi cama entiendo todo, o creo hacerlo. ¿Por qué no querer prender la luz para verlos cara a cara? ¿Por qué preferir apagar todo y sumirme en la obscuridad? Quizá, después de todo el daño que me hicieron, yo prefiera no conocer su identidad (aunque la suponga...) Quizá hayan destrozado a tal punto mi autoestima que prefiera desaparecer entre las sombras a enfrentarme a mis agresores. Quizá la luz simbolice conocimiento, la violencia policial la represión que estoy sintiendo y el no querer conocer a los hostigadores se base en que sea yo misma la que me llevé a ese punto. Inflexivo, doloroso y sin fin. Como una cámara de torturas en la que nunca comienza el juego físico. Como una ametralladora ideológica que casi logra hacerme creer que estoy mal en ser yo.
Quizá yo sea la silla y por eso no me veo en ella. Quizá la luz, la obscuridad y la mierda de los demás (y la mía, obviamente) Recaiga sobre mis hombros. Quizá sienta que soy responsable de cosas que no conozco, cosas que no sabía que estaban en mis manos...
Quizá aquella habitación sea mi mundo, y cuando me llegó aquel mensaje sentí un interrogatorio catastrófico del que prefería salir muerta antes de romper mis ideales. 
Quizá me esté haciendo demasiado mal tu paranoia, tu distancia, tu miedo que sólo generó miedo en mi. Mi impotencia...

No sé que pensar, no sé que sentir, no sé como actuar... Solamente pienso, más fuertemente ahora, en que quiero volver a esa habitación... donde los problemas que me planteaban me resultaban desconocidos y por ello no me preocupaba. Donde negaba la realidad. Donde no estaba la posibilidad de perderte, porque ya no tenía nada, ni yo misma me tenía.. ni la obscuridad era mia... Sólo, mi temor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario