viernes, 2 de diciembre de 2011

Allá afuera, en tus brazos..

Afuera, el viento devastaba desde las hojas mal ceñidas a su columna vertebral hasta las ilusiones mejor guardadas de los amantes prófugos. Adentro, la condensación de aire hacía que la necesidad de un abrazo fuera más allá de lo consciente. Ahí mismo ella me dijo 'abrazalo, es ahora o nunca', y yo lo abracé. Más allá de los sueños las nubes bailaban un son mágico e indescriptible; la atmósfera cantaba canciones de amor aún no escritas.. 
El abrazo... Seguía aferrada a tu espalda como si fuese la última vez, como ya no recuerdo cuándo fue. El aire bamboleaba las sombras del pasado en un sin fin de notas no resueltas, tu camisa tenía un perfume imperceptible para mi imaginación.. Y allí estábamos, vos y yo. Vos y yo, el resto del mundo. Vos y yo, ella quizá, el resto del mundo.. En un abrazo de despedida, un ensueño que nadie podría darle fin...
Adentro, el viento no se sentía, no se oía, no se olía. Afuera, el viento era tan conmovedor que podía ser dibujado hasta por el más acalambrado nihilista. Adentro, entre tus brazos, no había necesidad de respirar. Afuera, el viento observaba inmóvil aquel abrazo de despedida que duró toda una tarde a obscuras. Adentro, el tiempo seguía detenido, el viento aún no se sentía... Afuera no había ni un alma, habían sido barridas por el pasar de la vida; en tus brazos la imagen se desdibujaba y yo despertaba de aquel cuento de hadas. Afuera, todo volvía a la normalidad, no había atmósferas recreadas ni pájaros silenciosos. Adentro, tus abrazos devastaban desde los recuerdos mal ceñidos en mi neurosis absoluta, hasta las ilusiones mejor guardadas de mi mentira. 

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